martes, 20 de noviembre de 2007

Matías (parte II)

Vuelvo a este mi rincón luego de algún tiempo. Y antes de proseguir con la historia que les contaba, debo pedirles disculpas por haberlo abandonado. Y es que, en verdad, pareciera que cometí una suerte de "abandono de blog", pero no.

Mi incesante búsqueda de empleo y uno que otro problema que tuve que resolver, ocasionó en mí estas últimas semanas, un estado de agotamiento terrible, que me alejó por un momento de las pantallas de las computadoras. Y de eso hay mucho que contar; ya lo haré más adelante.

Pero ahora, una vez recobradas las energías y el optimismo, vuelvo a la carga para narrarles los vericuetos de mi exiliada vida laboral, terminando con esta historia, la cual prosigo, a continuación.

...Mi lengua larga me iba a dejar en el más completo de los ridículos y alejar definitivamente de Matías, mi nueva conquista, que en el Día de la Canción Criolla, había aparecido; y que por cierto, ya no estaba entre los curiosos que me rodeaban, sino más bien una figura conocida desde hace cinco años, que, cruzada de brazos, miraba fijamente desde la puerta de la casa: mi ex novio. Oh Dios mío, ¿desde qué hora estaría allí? ¿habría sido testigo de todo lo que había pasado? A decir por la cara que tenía, sí. De pronto, se dio media vuelta, y se fue.

Me vi obligada a irme yo también. Era un desastre, todo había salido mal y por mi culpa. No había nadie más a quién reclamar, perdí soga, cabra, monte y todo lo que pudiese perderse ese día. Qué fatal, mis artimañas de conquista apestaban, seguía sin conseguir trabajo, y si alguna vez se me ocurrió que algún día, mi ex iba a volver por mí, pues con lo que paso esa noche, sin duda iba a ser una esperanza vana.

La noche estaba helada, y mientras me alejaba de la casa, aún podía alcanzar a oir la música que habían vuelto a poner en la fiesta. De pronto, mi celular empezó a timbrar.

En menos de un segundo me hice miles de preguntas y respuestas: ¿quién podría ser a esa hora? ya eran como la una de la mañana, ¿sería mi ex? . No, la cara que me puso era peor que un insulto ¿Matías tal vez quien realmente no se había marchado, sino ido a una tienda por cigarros? ¿en qué momento desapareció de la fiesta? pero no, no le di mi número, ¿mis amigas tal vez? ellas se quedaron en la fiesta... desgraciadas...

miré la pantalla de mi teléfono, era mi abuela.

-"Mari, ¿vas a quedarte a dormir con tus amigas o regresas a la casa?"
-Regreso- conteste no sin cierto extrañamiento.
-Qué bueno, te han llamado de una empresa, quieren que vayas a una entrevista mañana a las 8:30 am, será mejor que te aparezcas.

Oh Dios mío, gracias, me pones otra lucecita al final de mi red de túneles !!. Estiré la mano por un taxi y me fui volando hacia mi casa. Mañana tenía que ser un gran día. Miré la avenida y sus casas cuyas puertas lucían herméticamente cerradas, los postes de luz firmes echando sus sombras blancas, ni un alma , todo tranquilo y solitario.. no, esperen, ahí venía alguien... no podía ser !! ¿¿Matías?? ¡¡¡era Matías !! venía en sentido contrario, con otro amigo, con una caja de cerveza. Había salido a comprar !! me muerooooooo !!!
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